Cuando sobreviene una enfermedad crónica, el mundo se pone “patas arriba” en todos los ámbitos y en el plano sexual ocurre lo mismo.
La sexualidad es un aspecto a tener en cuenta a pesar de presentarse como un tabú, pero en esta patología hay que incidir de manera especial, ya que puede existir una afectación nerviosa de los órganos pélvicos y es un aspecto que se ve modificado y mermado.
La vida sexual requiere de movimientos con la zona pélvica y los miembros inferiores que son un verdadero ejercicio físico.
Tras mantener relaciones sexuales, puede ocurrir que se incrementen los dolores, incluso durante varios días.
En ocasiones es asumible el precio a pagar, pero no siempre tenemos capacidad para soportar el aumento de dolor de los días posteriores.
Todo esto es un tema a tratar a nivel pareja, además de exponerlo claramente a los médicos que nos tratan, porque la sexualidad es un aspecto de nuestra vida que nos proporciona sentimientos tan potentes, como para evitar dejarla de lado.
Otro tema importante es la neuralgia de pudendo:
La denervación del nervio pudendo no se dá en todos los pacientes y su percepción es todo un mundo, ya que los nervios son motores y sensitivos, y cada paciente es único, aun teniendo mucho en común.
El dolor, la irritación, la quemazón, los calambres y latigazos en la zona genital, el simple roce de la ropa interior … impiden en ocasiones, plantearse tener relaciones sexuales cuando estos nervios se ven afectados por la compresión.
Cuando todo esto sucede, ya sea con o sin neuralgia de pudendo, hay un dolor psicológico verdaderamente difícil de afrontar, ya que en la mayoría de los casos la patología debuta en mujeres jóvenes y mujeres y hombres de mediana edad, con vida sexual activa, hasta el debut de la enfermedad.
Ser claro, abordar sin miedo la realidad de lo que se está viviendo, resulta fundamental para superar esta situación. Igual que expresamos el dolor sacro, debemos expresar el dolor genital, si sucede.
Por último a tratar en este apartado aunque sea muy poco frecuente, es el Síndrome de Excitación Sexual Persistente, que no es más que una excitación genital no provocada, que puede estar asociada a un grado de angustia importante, a la clínica de dolor genital y la neuralgia de pudendo. Puede establecerse durante unas horas o durar todo un día.